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Vaginismo: un problema común con solución posible

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Alrededor de la vagina se encuentran los músculos del suelo pélvico, que cumplen un papel esencial en diversas funciones del cuerpo. Entro los musculos mas importantes que forman el suelo pélvico se encuentran los siguientes:


  1. Músculo pubocoxígeo (PC) rodea la abertura vaginal y aporta soporte y control. Forma parte del grupo muscular conocido como elevador del ano, que constituye la base del suelo pélvico.


  2. Músculo bulbocavernoso (o bulbospongioso) rodea la entrada vaginal y participa directamente en su contracción o relajación. Estos músculos ayudan a controlar la micción, sostener los órganos pélvicos y facilitar el parto.


En algunos casos, estos músculos se contraen de manera involuntaria, provocando una condición llamada vaginismo: espasmos recurrentes o persistentes de la musculatura que rodea la vagina cuando se intenta la penetración. El espasmo reduce la apertura vaginal, generando la sensación de que está “bloqueada” o “cerrada”. Los intentos de insertar algo pueden sentirse como si se chocara contra una pared.


Quienes padecen vaginismo pueden experimentar de repente una intensa rigidez, presión o incluso ardor en la entrada vaginal. El miedo anticipado al dolor durante la penetración es uno de los síntomas más frecuentes. Dado que una fobiase define como “un temor marcado y persistente, excesivo o irracional, desencadenado por un objeto o situación específica”, el vaginismo se considera una fobia.


El espasmo se origina en parte por señales del cerebro: si una persona se siente nerviosa, temerosa o ansiosa ante el dolor, el cerebro envía órdenes a los músculos pélvicos para contraerse como mecanismo de protección.


Acciones como insertar un tampón, someterse a un examen ginecológico o incluso pensar en la penetración o el contacto físico cercano a la vagina pueden desencadenar la contracción muscular, sobre todo si existe preocupación por el dolor.


El reflejo funciona como un mecanismo defensivo, similar al parpadeo cuando algo se acerca demasiado a los ojos: una reacción automática, aunque la situación no implique un verdadero peligro.

 

Los síntomas suelen aparecer en la adolescencia tardía o al inicio de la vida adulta, especialmente con los primeros intentos de tener relaciones sexuales, usar tampones o someterse a exámenes pélvicos.


Cuando el vaginismo está presente desde siempre, se denomina vaginismo primario. En cambio, si se desarrolla después de años de experiencias sin dolor, se llama vaginismo adquirido.


Las causas no siempre son claras, pero entre las posibles se encuentran:


·       Ansiedad o miedo al sexo

·       Experiencias sexuales dolorosas

·       Abuso o agresión sexual

·       Exámenes médicos desagradables

·       Parto difícil

·       Creencias que asocian el sexo con culpa o vergüenza

·       Condiciones médicas dolorosas, como candidiasis


La intensidad varía: algunas personas presentan una ligera contracción, mientras que en otras los espasmos hacen que la penetración sea prácticamente imposible.


El vaginismo es relativamente común, aunque no existen cifras exactas, ya que muchas personas sienten vergüenza de consultarlo con un profesional de salud.


La buena noticia es que el vaginismo es tratable, generalmente con un enfoque combinado de terapia física y psicológica.


  • La fisioterapia del suelo pélvico ayuda a relajar los músculos mediante ejercicios guiados.


  • La psicoeducación y la terapia cognitivo-conductual (TCC) permiten manejar pensamientos y conductas relacionados con la ansiedad y el miedo.


  • La terapia de pareja aborda problemas de relación que pueden influir en el trastorno.


  • El uso progresivo de dilatadores vaginales, de distintos tamaños, permite disminuir la tensión muscular y aumentar la confianza. Estos dispositivos, de plástico, silicona o material médico, se usan de forma gradual, desde el tamaño de un dedo meñique hasta dimensiones similares a un pene, tampón o instrumento médico.



Este entrenamiento ayuda a que los músculos dejen de contraerse de forma involuntaria y reduce el miedo asociado a la penetración.


Si experimentas espasmos musculares o dolor que dificultan o impiden las relaciones sexuales, no dudes en consultar con un profesional de la salud. No es necesario sufrir en silencio: la mayoría de los casos de vaginismo tienen tratamiento efectivo, y muchas personas logran mejoras significativas en su vida sexual y en su bienestar emocional.

 
 
 

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