top of page
Search

¿Cómo saber qué te gusta realmente durante el sexo?

Tener una vida sexual satisfactoria no comienza con la pareja, sino contigo. Uno de los principales obstáculos para disfrutar del sexo es no saber exactamente qué te gusta. Es difícil que otra persona pueda darte placer si tu mismo/a no tiened claridad sobre tus deseos, preferencias o límites. Y no es raro: muchas personas tienen dudas sobre lo que realmente disfrutan en la cama, en parte debido a estigmas culturales, desinformación o vergüenza aprendida. Pero esa desconexión se puede revertir.

En este post ofrecemos herramientas prácticas y preguntas clave para que puedas empezar a conocerte mejor y descubrir qué es lo que realmente te da placer.



¿Por qué cuesta saber lo que nos gusta?


Hay múltiples razones por las que una persona puede sentirse insegura o confundida respecto a sus gustos sexuales:


  • Educación sexual deficiente o inexistente

  • Cultura del tabú y del silencio en torno al placer

  • Expectativas impuestas sobre cómo “debería ser” el sexo

  • Experiencias pasadas negativas o traumáticas

  • Falta de comunicación en relaciones anteriores


Pero la buena noticia es que el deseo se puede explorar, reconstruir y reaprender. Aquí te contamos por dónde empezar.



1. Explorá el erotismo con libertad


El erotismo no es solo pornografía. La literatura erótica, los relatos, audios, ilustraciones o incluso el arte sensual pueden ayudarte a identificar qué te despierta interés o excitación. No se trata de consumir por consumir, sino de observarte mientras lo hacés: ¿Qué te atrapa? ¿Qué tipo de situaciones, palabras o dinámicas te encienden? ¿Qué te aburre o te incomoda?


Podés hacerlo solo/a o en pareja, pero la clave es registrar tus reacciones y empezar a construir tu propio mapa del deseo.


2. Conocé tu cuerpo a través del tacto


La masturbación no es solo una vía hacia el orgasmo, también es una herramienta de autoconocimiento. Tocarte de forma intencional, con curiosidad y sin prisa, puede darte mucha información sobre lo que disfrutás. Explorá no solo tus genitales, sino todo tu cuerpo: piel, cuello, abdomen, piernas, espalda…


Prueba distintos tipos de caricias: presión suave vs. firme, movimientos circulares vs. lineales, zonas erógenas poco exploradas. También podés experimentar con diferentes posiciones, juguetes sexuales o técnicas de estimulación para ver qué sensaciones aparecen.


3. Experimentar con una pareja de confianza


Si tenés una pareja o estás con alguien con quien hay confianza, podés convertir la curiosidad en una experiencia compartida. Es fundamental hablarlo primero: explicar que estás explorando qué te gusta y que quieres hacerlo con honestidad y cuidado.

Elige un momento tranquilo para plantearlo, sin presiones ni expectativas. Si ambos están de acuerdo, establezcan límites claros, una palabra de seguridad y, sobre todo, comprométerse a conversar después sobre cómo se sintieron. Esta comunicación posterior es clave para ajustar, repetir o descartar prácticas de forma consciente y respetuosa.


Preguntas que puedes hacerte


La reflexión también es parte del autoconocimiento. Estas preguntas te pueden guiar:

  • ¿Qué partes de tu cuerpo disfrutan más la estimulación?

  • ¿Hay zonas que no querés que se toquen?

  • ¿Qué pensás sobre el uso de juguetes sexuales?

  • ¿Te interesa hablar sucio durante el sexo?

  • ¿Preferís tomar la iniciativa o dejarte guiar?

  • ¿Cómo querés sentirte durante el sexo: amado/a, deseado/a, poderoso/a, vulnerable?

  • ¿Te gusta más dar o recibir estimulación?

  • ¿Preferís la penetración, o disfrutas más otras formas de contacto?

  • ¿Qué tipo de estimulación genital prefieres?

  • ¿Qué tipo de cuidado posterior al sexo te hace sentir bien (abrazos, silencio, charla)?

  • ¿Tenés experiencias sexuales pasadas que deberían ser consideradas (traumas, incomodidades)?


Responder con honestidad —aunque sea solo para ti— es un gran paso para tener experiencias más satisfactorias y alineadas con lo que verdaderamente deseás.


Recuerda: no hay un “deber ser”


Una de las barreras más grandes es la idea de que hay una forma correcta de disfrutar del sexo. No existe. Lo que a uno le gusta puede no tener sentido para otro. Lo importante es que lo que hagas te haga sentir bien, respetado/a y libre.


Si hay obstáculos, pide ayuda

A veces, descubrir lo que uno desea no es fácil. Si hay experiencias traumáticas, vergüenza persistente, ansiedad o incomodidad que dificultan este proceso, puedes considerar hablar con un/a sexólogo/a o terapeuta especializado/a. No estás solo/a, y hay profesionales que pueden ayudarte a recorrer ese camino sin juicio.

Saber lo que te gusta en la cama es una herramienta poderosa. No solo mejora tu experiencia sexual, sino que fortalece la comunicación con tu pareja y tu conexión contigo mismo/a. Explorar, reflexionar y hablar con libertad son pasos concretos hacia una sexualidad más plena, consciente y auténtica. Porque el placer no se adivina. Se descubre.


 
 
 

Commentaires


bottom of page