Imagen Corporal, Sexo y Placer
- efestomail
- Jun 29
- 4 min read
Cómo te sientes con tu cuerpo impacta cada rincón de tu vida: tu salud mental, tu autoestima, tus relaciones… y también tu sexualidad. Lo que mucha gente no sabe es que la imagen corporal no se trata de cómo te ves, sino de la relación que tienes con tu cuerpo. Y esa relación, muchas veces marcada por la vergüenza o el rechazo, puede cortar el acceso al placer, al deseo y a la conexión sexual.

No es Tu Cuerpo el Problema, Es la Forma en Que Te Han Enseñado a Verlo
La insatisfacción corporal puede afectarte sin importar cómo luzca tu cuerpo. Muchas personas creen que cambiar su físico aliviará ese malestar: bajar de peso, modificar cicatrices, someterse a cirugías. Pero, con frecuencia, incluso después de esos cambios, la angustia persiste. La única excepción suele darse cuando el cambio surge de un deseo interno, como en el caso de personas trans o de género no conforme que buscan alinear su apariencia con su identidad. En esos casos, cuando el impulso nace desde adentro y no desde la presión externa, el cambio puede ser profundamente sanador.
Cuerpo Desconectado, Placer Apagado
Tener días de malestar corporal es parte de la experiencia humana. Pero cuando ese malestar es crónico o intenso, el sexo se vuelve difícil, incómodo o inexistente. Es complicado disfrutar de tu cuerpo cuando te sientes desconectado de él, o peor aún, cuando lo ves como algo vergonzoso. El sexo no ocurre solo con los genitales: involucra la mente, las emociones, la piel, la respiración… y si todo eso está bajo ataque, es lógico que el deseo y la satisfacción se bloqueen.
El Costo de la Vergüenza
Detrás de la insatisfacción corporal hay emociones pesadas: vergüenza, culpa, asco, miedo. Estas emociones activan una respuesta de estrés en el cuerpo que interrumpe la capacidad de sentir placer, de excitarse o de entregarse al momento. Si durante el sexo estás preocupado por cómo te ves, tu cerebro no puede registrar la experiencia como placentera. La atención, que es clave para la respuesta sexual, está desviada hacia la autoevaluación y la crítica.
Muchas personas que se sienten incómodas con sus cuerpos evitan el tacto, incluso el auto-tacto. Pueden dejar de acariciarse, masturbarse, aplicarse crema o tocar ciertas partes de su cuerpo. Esta privación de contacto—también llamada “hambre de piel”—puede empeorar la desconexión. En la intimidad, esto lleva a limitar posiciones sexuales, evitar ciertas prácticas, o incluso tolerar encuentros no deseados por miedo al rechazo o a quedarse solos.
Aceptación Corporal: No Se Trata de Amar Tu Cuerpo, Sino de Dejar de Odiarlo
Practicar la aceptación corporal no significa que te encante cada parte de ti. Significa que te permites existir y sentir placer en el cuerpo que tienes ahora, sin esperar a cambiar. Quienes trabajan en aceptarse tienen más posibilidades de disfrutar del sexo, poner límites, pedir lo que les gusta y rechazar lo que no. No sienten que tienen que ganarse el placer, porque entienden que es un derecho, no un premio.
Aceptar el cuerpo también significa resistir los mensajes que dicen que solo ciertos cuerpos merecen disfrutar. Es entender que puedes vivir una sexualidad satisfactoria sin cumplir con ningún estándar externo. Es decir: el placer no se negocia con la balanza, la talla o el espejo.
La Insatisfacción Corporal es un Problema Cultural, No Personal
Este malestar no nació contigo. Es aprendido. Lo enseñan la publicidad, la moda, el cine, las redes sociales y los sistemas que lucran con tu inseguridad.
La industria de la belleza y las dietas mueve más de 600 mil millones de dólares al año. Y lo hace diciéndote que nunca eres suficiente, que siempre necesitas mejorar, pulir, corregir. Pero ese “mejor” nunca llega. Porque el sistema no quiere que llegues: quiere que sigas comprando.
Vivimos en una cultura que idealiza ciertos tipos de cuerpo y que margina todo lo que se salga de esa norma.
¿Qué Puedes Hacer para Recuperar Tu Placer?
Explora tu historia corporal: ¿Qué te han enseñado sobre tu cuerpo? ¿A quiénes has visto representados como deseables?
Acepta el cambio: Todos los cuerpos cambian. Es normal. No hay nada roto en ti.
Permítete sentir: El duelo por un cuerpo que cambió o que nunca fue como esperabas es válido. Sentirlo es parte del proceso.
Identifica emociones ocultas: Detrás del rechazo al cuerpo, puede haber tristeza, miedo, vergüenza. Nombrarlas ayuda a soltarlas.
Descentra la apariencia: Eres más que un cuerpo para mirar. Valora tus otras cualidades.
Revisa tu atracción: ¿Qué cuerpos te atraen? ¿Tus gustos han sido moldeados por estereotipos? Se pueden desaprender.
Conecta con tu cuerpo: Practica tocarte con amabilidad. Mastúrbate si lo deseas. Baila, respira, siente. Entrena tu cuerpo para volver a habitarlo.
Redirige tu atención en el sexo: Si surgen pensamientos negativos durante el sexo, enfócate en las sensaciones físicas: la respiración, el roce, el ritmo. Eso se llama conciencia interoceptiva, y ayuda a reconectar.
Tu cuerpo no necesita cambiar para merecer amor, placer o deseo. Aceptar lo que ya eres es el primer paso hacia una vida más libre, más presente y más placentera.
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