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Claves para dar retroalimentación en la cama sin criticar a tu pareja

Hay muchas formas de expresar lo que deseas sin incomodar a la otra persona. Si te cuesta comunicar tus necesidades durante el sexo, no estás solo. Muchas personas sienten vergüenza o temor al hablar de lo que quieren en la intimidad. A menudo, el miedo a que la pareja se sienta herida, avergonzada o a la defensiva puede hacer que se evite por completo dar retroalimentación. En otros casos, simplemente no se da prioridad al propio placer.


Muchas veces, entramos en las experiencias sexuales desde la creencia de que nuestros deseos, nuestro placer e incluso nuestros límites son secundarios, y cuando eso sucede, no nos sentimos con derecho a experimentar placer o a tener deseos.

No comunicar lo que necesitas puede derivar en no tener el tipo de sexo que realmente deseas. Por eso, aprender a dar retroalimentación de manera respetuosa y afectiva es fundamental. Aquí van unas estrategias para hacerlo sin caer en la crítica.



Encuentra las palabras que te resulten cómodas


No todas las personas tienen facilidad para hablar de lo que quieren. Puede que no sepas cómo expresarlo, o que ciertos términos como “clítoris”, “vulva”, “pene” o “ano” te resulten incómodos.


Muy pocas personas aprendieron que hablar de sexo está bien, o que incluso es importante. En muchos hogares, el sexo es un tema tabú, y las palabras para los genitales apenas se susurran o se evitan por completo. Esto, sumado a la cultura de la pureza y la falta de educación sexual, hace que hablar del tema se sienta incómodo o incluso vergonzoso.


Si hay palabras que te cuesta decir, puedes usar descripciones más generales. Por ejemplo, en lugar de nombrar directamente una parte del cuerpo, puedes hablar de sensaciones.



Habla en el momento


incluso si sabes qué decir, puede ser difícil saber cuándo decirlo. Se recomienda hablar durante el encuentro, especialmente si algo te causa molestia física o emocional. No sufras en silencio por agradar a tu pareja.


Sugerimos usar frases que combinen aprecio con una petición:


  • “Me encanta cuando haces ___, pero ___ me incomoda un poco.”

  • “¿Podemos probar ___?”

  • “Lo que más me gustó fue ___.”



Usa la técnica del “sándwich de aprecio”


Cuando temes herir los sentimientos de tu pareja al pedir algo diferente, puedes aplicar el llamado “sándwich de aprecio”. Esta técnica consiste en colocar una sugerencia entre dos comentarios positivos. Así se suaviza el mensaje y se mantiene el vínculo emocional.


Este enfoque ayuda a mantener una atmósfera de cuidado mutuo mientras se introducen cambios.



Hablar después, empezando por lo que funcionó


Tener una conversación después del sexo es una excelente oportunidad para compartir lo que se ha disfrutado y lo que podrían mejorar. Comienza diciendo qué fue lo que más te gustó, qué te sorprendió de forma positiva o qué te gustaría repetir.

Después, abre espacio para saber cómo se sintió tu pareja: “¿Hubo algo que no te gustó tanto?” Deja claro que no se trata de una crítica, sino de un intercambio para conocerse mejor.


Si notas que tu pareja no pregunta por tus impresiones, puedes decir con suavidad: “¿Te parece si te comparto algunas cosas que creo que podrían mejorar la próxima vez?”.



Usar listas de “sí, no, tal vez”


Otra forma práctica de intercambiar preferencias sin presiones es hacer una lista de “sí, no y tal vez”, donde ambas personas marcan qué les gusta, qué no quieren hacer y qué están dispuestas a explorar.


Estas listas son útiles para descubrir deseos no expresados, establecer límites claros y facilitar la conversación fuera del momento sexual. También pueden realizar cuestionarios o juegos diseñados para conocerse mejor sexualmente. Hablar de límites y preferencias en un espacio relajado ayuda a prevenir malentendidos y fomenta la intimidad.



Usa este artículo como punto de partida


Si no sabes cómo iniciar la conversación, puedes mencionar este artículo: “Estaba leyendo sobre cómo hablar de sexo con la pareja, y pensé que podríamos probar algo que propone”.


Si tu pareja se muestra insegura o incómoda, valida sus emociones: “Entiendo que pueda parecer raro al principio, no hay apuro. Lo hablamos cuando te sientas más cómoda/o”. Darle espacio a la otra persona para procesar la idea puede hacer que se sienta más segura y abierta al diálogo.


 
 
 

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