Cómo superar una sequía sexual. Estrategias clave antes de rendirse
- efestomail
- Jun 29
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Pasar por una etapa de sequía sexual dentro de la pareja no es extraño, y de hecho, le ocurre a muchas relaciones estables. Lo que sí puede resultar preocupante es cuando esta ausencia de intimidad física se prolonga en el tiempo y empieza a generar desconexión, frustración, inseguridad o resentimiento. La vida sexual no es un extra opcional dentro de la relación: es un componente vital del vínculo, una forma de comunicación y complicidad que va más allá del placer físico. Dejar que desaparezca sin hacer nada puede tener consecuencias serias.
Antes de asumir que el deseo se ha esfumado para siempre, o de resignarse a vivir en una relación sin sexo, es importante explorar alternativas. Hay estrategias concretas y eficaces que pueden ayudarte a recuperar la intimidad, reconectar con tu pareja y evitar que una fase de distanciamiento se convierta en una crisis profunda. A continuación, te ofrecemos estrategias para abordar esta situación antes de tirar la toalla.

Hablad desde la empatía: poner palabras a lo que no se dice
Una de las razones más comunes por las que el sexo desaparece de la relación es porque nadie se atreve a hablar del tema. Se evita por pudor, miedo al rechazo, o para no herir al otro. Sin embargo, silenciar el problema solo lo agrava. Es fundamental buscar un momento tranquilo para hablar, sin interrupciones ni distracciones, en el que ambos podáis expresaros con libertad. La conversación debe partir desde la honestidad, pero también desde el respeto y la ternura.
Preguntas como “¿Cuándo dejamos de tener relaciones con frecuencia?”, “¿Lo echas de menos?”, “¿Qué crees que ha cambiado?” pueden abrir un espacio de reflexión mutua. Tal vez uno de los dos se siente herido emocionalmente, el otro arrastra cansancio o estrés acumulado, o incluso hay molestias físicas que nunca se han comentado. A veces se trata de un problema concreto (dolor, disfunción, inseguridad con el cuerpo), y otras veces es una suma de factores pequeños que acaban distanciando a la pareja sin que se dé cuenta. Hablarlo es el primer paso para identificar la raíz del problema y empezar a buscar soluciones conjuntas.
Planificad el encuentro: el deseo también se cultiva
Existe una creencia muy extendida, y muy equivocada, de que el sexo debe ser espontáneo para ser auténtico. Esta idea, más cercana al cine que a la vida real, impide que muchas parejas se reencuentren. En relaciones largas, con trabajo, hijos, responsabilidades y rutinas, esperar a que surja “el momento perfecto” suele significar que nunca llega.
Por eso, una estrategia muy efectiva es agendar los encuentros sexuales. Sí, escribirlo en la agenda o acordarlo con antelación, como se haría con una cena importante o una escapada. Esto no le resta romanticismo, al contrario: demuestra que se le da al otro un espacio prioritario. Durante ese tiempo reservado, es importante crear un ambiente cómodo y propicio, sin prisas ni presión. El objetivo no es “cumplir”, sino redescubrirse mutuamente, dejar que el cuerpo reaccione, disfrutar del proceso sin expectativas rígidas.
Incluso si no se siente deseo de forma inmediata, muchas personas descubren que una vez que comienzan a conectar físicamente, la excitación aparece. Esto se conoce en terapia sexual como modelo de excitación responsiva: no siempre deseamos antes de actuar; muchas veces, deseamos a medida que nos dejamos llevar. Reconocer esta dinámica es liberador y permite reconectar sin exigencias.
Buscad inspiración en libros de autoayuda sexual
La lectura puede ser una gran aliada cuando se trata de recuperar el deseo. Existen libros escritos por profesionales que ofrecen información clara, basada en evidencia, además de ejercicios prácticos que se pueden aplicar en casa. Muchos de ellos están diseñados para ser leídos en pareja o en solitario, y pueden ayudar a romper el hielo, generar conversaciones nuevas y ofrecer herramientas que no se tenían en cuenta. Hay estudios que han demostrado que, en muchos casos, la sola lectura de estos libros ya produce mejoras reales en la vida sexual de quienes los leen.
Este tipo de recursos también ayudan a normalizar situaciones que a menudo se viven con vergüenza o sensación de anormalidad. Descubrir que lo que os pasa le ocurre a miles de personas más puede ser el primer paso para dejar de culpabilizarse y empezar a buscar caminos alternativos.
Considerad la terapia sexual: cuando no basta con el esfuerzo propio
Si habéis intentado hablar y no habéis llegado a buen puerto, si los encuentros sexuales se convierten en motivo de tensión o frustración, o si sentís que el distanciamiento ha calado demasiado hondo, la ayuda profesional puede marcar una diferencia. La terapia sexual no es solo para quienes tienen disfunciones físicas: también es útil para quienes han perdido la conexión, no saben cómo volver a acercarse o arrastran conflictos no resueltos que se manifiestan en la intimidad.
Un terapeuta especializado puede acompañaros en el proceso de identificar qué está pasando, qué necesidades no están siendo cubiertas y cómo reconstruir la relación desde la comprensión, el deseo y el respeto. Lejos de ser una señal de fracaso, pedir ayuda es un acto de valentía y una muestra de que la relación importa
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Una sequía sexual no tiene por qué ser el final del deseo ni de la relación. Puede ser una etapa transitoria, una llamada de atención o una oportunidad para revisar la forma en la que os relacionáis íntimamente. Con comunicación sincera, planificación consciente, recursos adecuados y, si es necesario, apoyo profesional, muchas parejas no solo logran recuperar su vida sexual, sino que la transforman en algo más profundo, más libre y más auténtico. Lo importante es no dejar que el silencio y la rutina ocupen el lugar del deseo. Reconectar está en vuestras manos.
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